La semana que viene empiezo un taller de Orfebrería Digital al que me anoté en estos días. Voy a explorar distintas herramientas. El objetivo va a ser generar una web interactiva con una pieza audiovisual utilizando lo aprendido.
Estoy muy entusiasmada con esto, vamos a ver que aprendizajes e ideas aparecen a partir de hacer el taller, y que nuevas experimentaciones pueden surgir 🙂
Sigo con ganas de experimentar con visuales y glitch. Ayer llegué a San Rafael, Mendoza y saqué algunas fotos en un parque. No tengo la compu conmigo (solo una tablet), así que decidí intervenirlas con una herramienta online que me gusta bastante: photomosh.com.
Estoy leyendo también el capítulo ”Design as critique” (de este libro) y retomé la lectura de
Tengo pendiente empezar a experimentar con herramientas más potentes para hacer glitch, se me ocurrió incluso pensar en como podría glitchear algoritmos.
A partir de la charla que tuve con Mariela surgieron algunas ideas y me quedé pensando sobre cosas con las que quisiera seguir experimentando.
Por un lado, lo solemne asociado a lo patriarcal, al concepto de tecnología y datos neutros, sin errores, sin sesgos, a la era de el positivismo tecnocientífico. Por el otro, lo irónico como idea contrapuesta utilizada históricamente desde el cyberfeminismo y distintas corrientes artísticas como por ejemplo el net art.
Se me vino a la cabeza VNS Matrix y su manifiesto, con una imagen que difundieron por la web y a su vez en el espacio público a principios de los ’90 como ejemplo de esto último.
También sigo identificando otro “carril” en paralelo que tiene que ver con la poesía, lo visual, pescar lo que no es palabra. Si bien aún no encuentro un vínculo directo con “los datos” es algo que quiero seguir explorando.
Así es que en la charla surgieron nombres de artistas como Olia Lialina y la posibilidad de indagar en la poesía visual.
Llegué a la idea de romper lo solemne en la imagen, porque tal vez las experimentaciones con visuales que hice durante la maestría fueron más bien intentando estilos “visualmente perfectos” (me gusta por ejemplo el trabajo de Zach Lieberman). Esta reflexión me llevó a pensar que en realidad hice también experimentaciones aisladas que no eran de este tipo, como por ejemplo una imagen que había intervenido con Processing, algo que parecía no tener nada que ver (como el romanesco):
Y así es como terminé pensando en que quisiera experimentar visuales usando referencias del Glitch Art y profundizar más en el manifiesto de Rosa Menkman que alguna vez había leído.
Esta semana pude empezar a desarrollar una experimentación que tenía pendiente: algún personaje ficticio en redes.
Partí de un informe realizado por Amnistía Internacional en el 2019, donde analizaron la violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en Argentina. De las encuestas realizadas a distintas mujeres del ámbito de la política y el periodismo (entre otros) que participaron activamente en redes, más el análisis de una cantidad significativa de mensajes intercambiados en la plataforma Twitter se desprendió que:
Una de cada tres mujeres ha sufrido violencia en las redes sociales en Argentina
Con esta información presente es que pensé en como estos datos son interpretados y presentados, en su mayoría, haciendo foco en las víctimas, intentando explicar las consecuencias de la violencia digital: en como esta situación (al igual que como sucede en lo físico) aleja a las mujeres de los ámbitos de discusión sobre temas importantes para nuestra sociedad en general.
A partir de esta reflexión es que me pregunté ¿pueden estos datos ser mostrados desde otro ángulo? y enseguida recordé un trabajo grupal que realizamos el año pasado en el ámbito público a partir de una consigna de la materia Arte y Tecnología Latinoamericana, utilizando como punto de partida la performance del grupo chileno “Las Tesis”, basadas en la idea de que las mujeres latinoamericanas pudieramos corrernos del señalamiento que diariamente recibimos por parte de los medios de comunicación y seamos nosotras las que señalen.
Adicionalmente a estas ideas y recordando un bot que realicé a fines del año pasado donde sucedió una situación inesperada por mí: un “troll” comenzó a responderle al bot, y finalmente la plataforma Twitter suspendió mi cuenta a pesar de no haber respondido más que mensajes con colores y frases referidas al color.
La imagen de una persona respondiéndole al bot con una agresión digital e intentando iniciar una discusión a partir de eso unida a las distintas cosas que fui mencionando es que llevaron a la idea de crear este perfil:
Por el momento solo sigue cuentas de derecha, medios y personajes de esa red que recurrentemente acosan digitalmente distintas cuentas de mujeres, personas trans y no binarias que hablan de política, derechos, salud, etc.
Los próximos pasos son programar tweets que empiecen a enviarse el 25/11 y observar los posibles intercambios. Por otro lado quisiera experimentar visuales con p5j u Open Framework.
Con respecto a las cosas que encontré en tensión, la solemnidad vs ironía nuevamente. Pensando en otras cosas que quiero experimentar, como por ejemplo lo que mencionaba sobre visuales a partir de datos (pero que tengan algun contacto con la corporalidad), sigo encontrando que aparece la poesía de alguna manera, o frases espontáneas y tal vez los datos pasan a segundo plano.
En este último mes estuve haciendo distintas experimientaciones con materiales y charlando sobre distintas ideas.
A partir de distintas actividades que fui realizando durante el taller me surgió la necesidad de poder exprimentar con un material blando, y pude canalizar eso haciendo el taller de e-textil. Si bien no llegué a producir algo bien terminado me sirvió para ponerme en contacto con otra materialidad como necesitaba, y en la tela donde experimenté apareció nuevamente la palabra “ensalada”, vinculada a uno de los escritos que hice sobre un recorrido por el barrio. Fue bastante movilizador para mí intentar “bordar” una palabra, porque me llevó a conectarme con cosas que habitualmente hacía mi abuela y hace mi mamá y conmigo misma desde un lugar de más fragilidad. Seguí con ganas de materiales blandos y nuevamente con gesso hice texturas en una pequeña tela. Todavía me falta ponerle color, pero parece ser la continuación del primer contacto que tuve a comienzos del taller con esa materialidad e idea de “texturizar” que incorporé a mi kit de tesista.
Por otro lado continué mi exploración con leds, pero esta vez utilizando módulos pequeños que se ensamblan. La idea de mostrar frases en un dispositivo led sigue persistiendo, pero tal vez no con la misma intensidad. Tenía mi libro de poesías de Alfonsina cerca y también unas frases con pensamientos espontáneos que recolecté de manera anónima durante comienzos de la pandemia, y a partir de esto se me ocurrió hacer un mapeo entre las poesías y las frases, cosa que no tiene ningún sentido aparente. Estuve dándole vueltas a la idea de lo irónico (el romanesco) y eso me llevó a pensar en lo ridículo. Seguí reflexionando acerca de los datos, las categorías y pensé que tal vez era una buena idea intentar hablar de los sesgos y otros temas relacionados al uso de datos desde el ridículo o desde el sinsentido, pero sin perder lo sensible. Creo que por eso siempre termino llegando a la poesía, porque como dice Clarice Lispector “escribir es el modo de quien tiene a la palabra como carnada: la palabra pescando lo que no es palabra”. Eso me hizo pensar que para mí trabajar imágenes abstractas, como hice con el gesso, (y hacía regularmente hace tiempo atrás) que estén abiertas a múltiples lecturas también podría ser una forma de pescar lo que no es palabra, de pescar “lo sensible”.
También estuve charlando periódicamente con una compañera sobre varias ideas para realizar un trabajo colaborativo vinculado a evidenciar distintos tipos de violencia de género, y retomé el concepto del tecnofeminismo pero desde un lugar irónico, trabajando algunos personajes ficticios en redes para observar las interacciones y luego utilizar ese material de alguna manera que pueda ser “corporeizado”.
Releyendo todo esto parece una ensalada, pero creo que son distintos ángulos que están conectados de alguna manera (datos-tecnofeminismo-texturas-sinsentido-corporeidad) y me gustaría seguir explorando.
Por ahora, me quedo con estas tareas pendientes a realizar:
Me quedé pensando en la información que me trajo el recorrido que hice por el barrio, pero especialmente la parte del post anterior donde escribí un pequeño párrafo sobre el romanesco (que incluí en mi recorrido a pesar de que fue una foto tomada al azar un día que fui a la verdulería).
También mirando mi kit del primer post veo que intuitivamente había puesto un sahumerio, pero que no sabía muy bien para qué ni que me traería ese elemento.
No es que lo tengo clarísimo, pero al menos ahora al ponerlo en contraste con el romanesco se me vienen algunas cosas en mente.
Me quedó resonando la idea de tensión entre solemnidad y humor.
Y creo que la primera palabra está representada por el samuherio. El sahumerio me lleva a un lugar de calma, tal vez algo solemne, preparado con anticipación, y también, al aroma dulce que aparece en el momento que lo prendo. Pero si lo dejo mucho tiempo tengo que abrir la ventana porque soy alérgica y empiezo a estornudar; no todo es perfecto en el mundo sahumeril.
El romanesco, que se presentó sin buscarlo y también así me permitió escribir unas líneas que se salen de la caja donde a veces pongo las cosas, sigue ahí, pendiente de ser comido y a pesar de que tengo algún indicio por su parecido al brócoli, sigo sin conocer su sabor y aroma.
Me pregunto ¿qué sucede si a la ensalada infinita de romanesco la condimento con el dulce del sahumerio?
Me gusta mucho esa idea (aunque no estoy segura si a mi verdulera tanto).
Verde y brillante, con una forma que parece infinita. Son formas que repiten en distintas escalas el mismo patrón. Es un fractal comestible que parece interminable. Podría hacer una ensalada de romanesco y tal vez nunca se acabaría. No sé si es rico porque nunca lo probé pero la verdulera me dijo que se asemeja al brócoli. Sólo que no está tan claro si el brócoli se podría usar para una ensalada infinita. Tampoco se si eso está bueno o no.
Blanco con letras azules se destaca en el poste donde hay otros avisos. Lo vi 2 veces en la misma cuadra. Una invitación a bajar de peso pero sobre todo a no perder el tiempo con algunos kilos demás. Una invitación a modificar nuestro cuerpo de manera casi mágica, pero sobre todo a hacerlo rápido.
Unas flores amarillas con hojas verdes totalmente enteras en un lugar donde parece poco probable que puedan desarrollarse y crecer a riesgo de ser pisadas por un transeúnte. Sin embargo hasta ese momento así lo hicieron. La vida fue posible aún saliendo de hendijas de piedra.
Una pila de rectángulos, algunos son de madera y otros de espejo, bien alineados uno sobre el otro y así sucesivamente hasta cubrir casi todo el alto del portón. Esa forma la veo repetirse en distintos lugares. En este recorrido la que se refleja en los rectángulos de espejo soy yo. En realidad, solo algunas partes de mí.
El sonido del agua fluyendo y el reflejo de la luz en la fuente captaron mi mirada. El agua fluye sin parar y ese sonido agradable de las gotas cayendo nuevamente al agua también. Forma círculos concéntricos, parece una danza armónica. Se mimetiza con algunas voces de fondo, de niños y niñas en la plaza.
En la pared de una plazoleta bastante descuidada: “Un artista puede entusiasmarse con una visión, dar con”. Se ve incompleto, o tal vez abierto esperando que cada quién le de su final a la frase. Algo que parece olvidado pero interpela tal vez más que si estuviese en su estado correcto.
También scrolleando por redes sociales me detuve en esta imagen. Creo que me llamó la atención la idea de contabilizar y clasificar algo cotidiano. Datos concretos provenientes de una bolsa de caramelos. No se si a la persona que hizo esto le gustaba más o menos el sabor banana y en ese caso que sensaciones/emociones/ideas le provocó que la bolsa que compró tenga 147 caramelos de ese sabor.
Hoy domingo al fin pude salir a espigar. Caminé sin un rumbo preestablecido por mi barrio (Barracas, CABA) por calles que suelo transitar muy a menudo y encontré algunas cosas que captaron mi atención.
Caminando entre el arte y la tecnología 